El paso del tiempo
Es increíble lo superficiales que nos ha vuelto la sociedad. Muy poca gente, por no decir nadie, puede negar que la primera impresión que tiene una persona es a partir de su físico. Juzgamos el aspecto de las personas, lo juzgamos en exceso.
Podría sacarle mucho juego a este tema, y poco a poco lo haré, pero en este momento me voy a referir al paso del tiempo. Hoy en día, nos empeñamos con todas nuestras fuerzas en detener el tiempo en todo lo posible, en lo que a aspecto se refiere. Lo que odia una mujer despertarse un día y descubrir una nueva arruga en su rostro. Nos hemos vuelto muy superficiales. Nos aferramos a un estereotipo de belleza impuesto en la sociedad tan artificial que es imposible alcanzarlo; dietas imposibles (por no hablar de desórdenes alimenticios...), kilos de maquillaje y mucha informática (photoshop...) es lo que vemos en las portadas de las revistas, no mujeres reales.
Tengo 14 años, por ahora no voy a decir que no cambiaré de opinión cuando empiece a envejecer, pero creo que el paso del tiempo, junto con la huella que deja en nosotros, física y psíquicamente, no es nada malo. Es molesto, lo admito. Pero todo depende del punto de vista desde el que observamos las cosas. El paso del tiempo nos deja recuerdos malos, momentos que es mejor olvidar, que nos hacen sufrir; pero también nos regala muchos momentos de alegría, que hay que explotar al máximo.
Mi filosofía es la siguiente: recuerda los buenos momentos y aprende de los malos. Alguno me dirá que es fácil decirlo, y es así, pero creo que merece la pena, ¿no? Sólo vivimos una vez, no tenemos tiempo de vivir otra vida en la que corrijamos nuestros errores; por lo tanto, exprimamos al máxima la que nos ha tocado vivir.
Esta es mi familia:
- Hija, no te rías así, que te salen arrugas. ¿Te pusiste hoy
la crema antiarrugas?
Sin comentarios.
La utopía:
- Mira cariño, ¿ves estas patas de gallo? Son el resultado de reírme hasta las lágrimas con los chistes de tu abuelo. Y los surcos alrededor de mi boca son de sonreír todas las mañanas al ver crecer primero a mis hijos y luego a mis nietos, ¡y espero que me salgan más al ver a mis bisnietos! Y las manchitas de las mejillas son de los veranos en familia en el monte, etc.
Puede que me tachen de muchas cosas, pero creo que hay que aceptar cada etapa de la vida con una sonrisa. Todos pasamos momentos malos, algunos pocas veces, otros muchas, por desgracia; pero la felicidad reside en cómo uno enfoca su vida, todo es relativo.
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